Cuenta el Quijote que después de la batalla del hidalgo con los gigantes, éste se acercó hasta una arboleda y de uno de sus árboles tomó una rama con la que confeccionó una nueva lanza….. Según los estudiosos de la magna obra, esta arboleda podemos hacerla coincidir con la Serna, situada a las fueras de la villa de Herencia, donde en un marco quijotesco se encuentra el Centro de Recepción.
Eran las dos de la madrugada y cuando los niños dormían, propuse hacer el te. Tendidos sobre unas colchonetas tomamos los trastos y uno de los monitores saharauis empezó a escanciar el líquido con precisión matemática a pesar de que la visibilidad no era la mas apropiada para tal menester.
Por un momento se proyecto en mi mente el pasaje del quijote y mi relación con los campamentos, mezclando imágenes y sentimientos dando rienda suelta a una imaginación ya cansada de tantos días … Senté a mi lado a Sancho, maestro de la cordura, a quien pedí que en tanto desagravio pusiera la nota de sensatez precisa para que los organismos internacionales tras los varapalos recibidos, rectificasen y dieran solución al contencioso saharaui.
Sancho me miraba y sonreía mientras saboreaba el amargo contenido del primer vaso.
… ….
Estuvimos hasta bien pasada la madrugada . Se despidió Sancho y mandé con él saludos para el Caballero, que dormía maltrecho bajo uno de los árboles.
Eran las dos de la madrugada y cuando los niños dormían, propuse hacer el te. Tendidos sobre unas colchonetas tomamos los trastos y uno de los monitores saharauis empezó a escanciar el líquido con precisión matemática a pesar de que la visibilidad no era la mas apropiada para tal menester.
Por un momento se proyecto en mi mente el pasaje del quijote y mi relación con los campamentos, mezclando imágenes y sentimientos dando rienda suelta a una imaginación ya cansada de tantos días … Senté a mi lado a Sancho, maestro de la cordura, a quien pedí que en tanto desagravio pusiera la nota de sensatez precisa para que los organismos internacionales tras los varapalos recibidos, rectificasen y dieran solución al contencioso saharaui.
Sancho me miraba y sonreía mientras saboreaba el amargo contenido del primer vaso.
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Estuvimos hasta bien pasada la madrugada . Se despidió Sancho y mandé con él saludos para el Caballero, que dormía maltrecho bajo uno de los árboles.
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