Hace tiempo os decía que la situación en los campamentos podía variar dependiendo de con qué ojos los mires.
Estos días el siroco no ha impedido que observara todo lo que me rodeaba. He mirado sin barreras con los ojos que escuchan, con los ojos que recogen los lamentos que encierra la sonrisa del pequeño Omar, con los ojos que sacan la más pura esencia de Homad, con los ojos que recogen la tristeza de Abdalah. Con los ojos que han sido capaces de detectar la desesperanza de Mohamed y de Brahim. Pero sobre todo he mirado con ojos de rabia y de impotencia.
Se que me repito una y otra vez, rabia, rabia, rabia…… He tenido que hacer verdaderos esfuerzos para que mis hijos no descubrieran la tristeza y he tapado en numerosas ocasiones la lágrima.
No me apetecía hablar de guerra, tampoco de paz. Ni de futuro, ni de esperanza. Solo deseaba mirar el momento, desmadejar cada situación y analizarla con toda la frialdad que me era posible.
Intentaba mirar con los ojos de “no pasa nada”, con los ojos del mañana, con los ojos un occidental acomodado… y me producía la misma rabia.
Puede que fuera porque Fatma estaba en la badía y no me regalaba su sonrisa cada mañana.
A pesar de todo he sido muy feliz, me han hecho muy feliz y aparentemente todo sigue igual, bueno, igual no, puede que un poco peor.
Estos días el siroco no ha impedido que observara todo lo que me rodeaba. He mirado sin barreras con los ojos que escuchan, con los ojos que recogen los lamentos que encierra la sonrisa del pequeño Omar, con los ojos que sacan la más pura esencia de Homad, con los ojos que recogen la tristeza de Abdalah. Con los ojos que han sido capaces de detectar la desesperanza de Mohamed y de Brahim. Pero sobre todo he mirado con ojos de rabia y de impotencia.
Se que me repito una y otra vez, rabia, rabia, rabia…… He tenido que hacer verdaderos esfuerzos para que mis hijos no descubrieran la tristeza y he tapado en numerosas ocasiones la lágrima.
No me apetecía hablar de guerra, tampoco de paz. Ni de futuro, ni de esperanza. Solo deseaba mirar el momento, desmadejar cada situación y analizarla con toda la frialdad que me era posible.
Intentaba mirar con los ojos de “no pasa nada”, con los ojos del mañana, con los ojos un occidental acomodado… y me producía la misma rabia.
Puede que fuera porque Fatma estaba en la badía y no me regalaba su sonrisa cada mañana.
A pesar de todo he sido muy feliz, me han hecho muy feliz y aparentemente todo sigue igual, bueno, igual no, puede que un poco peor.
2 comentarios:
Querido amigo Bilbo,en este post has has expresado lo mismo que he sentido yo durante estos 6 días.
Quizás orque no estaba mi hija Cecília.
Un abrazo
Bienvenido bilbo. Presiento en tus palabras una profunda tristeza.
Animo
Rex
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