Apenas terminaron de comer y comenzaron a jugar bajo la sombra de la jaima que les protegía del plomizo sol del desierto. Unas cabras se alejaban demasiado cuando Salamu y Abdul de unos diez años de edad trataron de reconducirlas. Los gritos y pedradas hicieron que parte de ellas desistieran de su aventura, no obstante Abdul y Salamu corrieron tras el resto para llevarlas con el rebaño. Se perdieron en una lomita y segundos después el trágico estruendo de una mina rompía en pedazos la inocencia de dos niños saharauis y el sosiego de unas familias que pastoreaban para ganarse la vida como solo saben hacerlo los nómadas del desierto.
Salamu y Abdul son de momento las últimas victimas. Dos niños que en el juego de la vida impuesto por Mohamed VI llegaron a la casilla final. Dos nuevas vidas que salen gratis al gobierno marroquí ¿quien puede sentirse bravo con estos aconteceres? Si Ud señor de los idiotas y sus lamedores son capaces de conciliar el sueño, es que son unos malnacidos
La noticia me ha entristecido lo suficiente como para ni siquiera hacer un comentario. Se que mi silencio tampoco servirá de mucho como reproche a la política del rey de los idiotas. He optado por no dar desenfreno a la lengua porque sería repetirme mucho y he decidido que mi bandera lucirá de nuevo por unos días en los gigantes de mi llanura. Al menos que la gente pregunte ¿que es aquello? Y si por esas casualidades me preguntaran a mí les respondería que son “las almas de todos los mártires saharauis pidiendo justicia al Hidalgo.”
Salamu y Abdul son de momento las últimas victimas. Dos niños que en el juego de la vida impuesto por Mohamed VI llegaron a la casilla final. Dos nuevas vidas que salen gratis al gobierno marroquí ¿quien puede sentirse bravo con estos aconteceres? Si Ud señor de los idiotas y sus lamedores son capaces de conciliar el sueño, es que son unos malnacidos
La noticia me ha entristecido lo suficiente como para ni siquiera hacer un comentario. Se que mi silencio tampoco servirá de mucho como reproche a la política del rey de los idiotas. He optado por no dar desenfreno a la lengua porque sería repetirme mucho y he decidido que mi bandera lucirá de nuevo por unos días en los gigantes de mi llanura. Al menos que la gente pregunte ¿que es aquello? Y si por esas casualidades me preguntaran a mí les respondería que son “las almas de todos los mártires saharauis pidiendo justicia al Hidalgo.”