Estamos en navidad, todo aparentemente es maravilloso. Nos ponemos la capa de la tolerancia, algunas monedas a la cuenta de alguna ong y pelillos a la mar.
La realidad es otra bien distinta. El año que está terminando ha deparado novedades con el pueblo saharaui, sin que éstas sean motivo de celebraciones precisamente.
No es momento de balances ya que la situación es un suma y sigue.
Ayer hablé con Homad. Se le terminó el permiso y de nuevo debe incorporarse a su región militar. En esta ocasión como en las anteriores sigue expresando su alegría de ser útil a su causa y me recordó las veladas que pasábamos este último viaje hablando de la situación extrema que viven en las regiones. Quedé bastante jodido y la poca ilusión festiva se desdibujo en ese momento. Pasarán dos largos meses sin tener noticias de él.
Tenía pensada esta entrada hace unos días con la intención de ponerla más adelante, pues no es mi intención en estas fechas entristecer a nadie, pero me parece el momento oportuno y que sirva como homenaje a la juventud saharaui.
Los jóvenes saharauis tienen preparado el cuerpo para el dolor y la fatiga, el ánimo para la victoria y la mente despejada de toda duda: la libertad o nada.
Hay que ser valiente y sobrarte hombría para pudiendo tirar por la calle de en medio, elegir el camino del sacrificio aún a costa de tu propia vida.
Homad, Fadel, Zur, Osman, …. Lo tienen claro mientras hablan mirándote a los ojos y no tienes por menos que tomar aire y dejar pasar unos segundos para continuar con la conversación.
No estaba en mi ánimo hacerles disentir, pero son tan niños, dieciséis, diecisiete, dieciocho años, y a la par tan hombres. Me cuesta hacerme a la idea, pero con la serenidad que te hablan, te hielan la sangre, no hay segundas intenciones. “Esto no es vida, nuestra tierra nos espera, ¿no ves que nadie hace nada? Quieren que nos pudramos en esta arena prestada.”
Nadie podrá ver con buenos ojos esta situación. Mientras que en cualquier contienda se trata de alejar a los jóvenes del campo de batalla, aquí son los protagonistas. ¿Cómo pueden permitir los señores que rigen los destinos del mundo, que jóvenes que deberían pensar en estudios y diversión, estén decidiendo si serán mas efectivos de fusileros o artilleros? ¡maldita sea!
Las noches en el desierto dan para mucho y hablamos de multitud de temas, pero todos ellos tenían puntos en común: su añorada libertad y su deseo de alcanzarla a cualquier precio. Está claro hijos que para entenderos y ahondar en vuestros sentimientos, se tiene que nacer refugiado, en mitad de la nada, sin libertad, ultrajado y ser saharaui, como vosotros, porque es muy fácil opinar en la distancia. Recuerdo unas palabras de Mercedes allá por mayo cuando hablaba de mi hijo soldado, refiriéndose al mundo “Y dirán ustedes: es su elección. NO SEÑORES, ES NUESTRA RESPONSABILIDAD.
Al final de la conversación, Homad me expresó que mandara su felicitación a todos los amigos del blog. “Bilbo manda felicidad para las fiestas a todos nuestros amigos” . Y así lo hago amigos.
La realidad es otra bien distinta. El año que está terminando ha deparado novedades con el pueblo saharaui, sin que éstas sean motivo de celebraciones precisamente.
No es momento de balances ya que la situación es un suma y sigue.
Ayer hablé con Homad. Se le terminó el permiso y de nuevo debe incorporarse a su región militar. En esta ocasión como en las anteriores sigue expresando su alegría de ser útil a su causa y me recordó las veladas que pasábamos este último viaje hablando de la situación extrema que viven en las regiones. Quedé bastante jodido y la poca ilusión festiva se desdibujo en ese momento. Pasarán dos largos meses sin tener noticias de él.
Tenía pensada esta entrada hace unos días con la intención de ponerla más adelante, pues no es mi intención en estas fechas entristecer a nadie, pero me parece el momento oportuno y que sirva como homenaje a la juventud saharaui.
Los jóvenes saharauis tienen preparado el cuerpo para el dolor y la fatiga, el ánimo para la victoria y la mente despejada de toda duda: la libertad o nada.
Hay que ser valiente y sobrarte hombría para pudiendo tirar por la calle de en medio, elegir el camino del sacrificio aún a costa de tu propia vida.
Homad, Fadel, Zur, Osman, …. Lo tienen claro mientras hablan mirándote a los ojos y no tienes por menos que tomar aire y dejar pasar unos segundos para continuar con la conversación.
No estaba en mi ánimo hacerles disentir, pero son tan niños, dieciséis, diecisiete, dieciocho años, y a la par tan hombres. Me cuesta hacerme a la idea, pero con la serenidad que te hablan, te hielan la sangre, no hay segundas intenciones. “Esto no es vida, nuestra tierra nos espera, ¿no ves que nadie hace nada? Quieren que nos pudramos en esta arena prestada.”
Nadie podrá ver con buenos ojos esta situación. Mientras que en cualquier contienda se trata de alejar a los jóvenes del campo de batalla, aquí son los protagonistas. ¿Cómo pueden permitir los señores que rigen los destinos del mundo, que jóvenes que deberían pensar en estudios y diversión, estén decidiendo si serán mas efectivos de fusileros o artilleros? ¡maldita sea!
Las noches en el desierto dan para mucho y hablamos de multitud de temas, pero todos ellos tenían puntos en común: su añorada libertad y su deseo de alcanzarla a cualquier precio. Está claro hijos que para entenderos y ahondar en vuestros sentimientos, se tiene que nacer refugiado, en mitad de la nada, sin libertad, ultrajado y ser saharaui, como vosotros, porque es muy fácil opinar en la distancia. Recuerdo unas palabras de Mercedes allá por mayo cuando hablaba de mi hijo soldado, refiriéndose al mundo “Y dirán ustedes: es su elección. NO SEÑORES, ES NUESTRA RESPONSABILIDAD.
Al final de la conversación, Homad me expresó que mandara su felicitación a todos los amigos del blog. “Bilbo manda felicidad para las fiestas a todos nuestros amigos” . Y así lo hago amigos.