miércoles, 17 de diciembre de 2008

EL AID EL KEBIR











Mucha era la expectación de mi primera Fiesta Grande. El día amaneció precioso, ni una brizna de viento. Antes de que el sol cayese justiciero sobre la arena estábamos tomando el te de la mañana. En cada una de las caras se observaba la alegría contenida. Entradas y salidas de la casa en un constante nerviosismo. A lavarse, de pies a cabeza, a ponerse la ropa nueva y a perfumarse con esencias traídas de tierras lejanas. No tenía nada que ponerme por la dichosa mochila, pero sabía que no debía preocuparme. Homad me tenía destinado un darrah inmaculado y Brahim una preciosa capa traída desde la Meca. Bilbo vamos a la wilaya a rezar. Un mar de gente, ancianos, hombres, mujeres y niños se encontraban en la gran explanada de la wilaya, ataviados de ropas nuevas, donde muy pronto se inició el rezo. Traté de ser respetuoso en el momento de oración sacando fotos desde un lugar discreto para no importunar a ningún orador.
Cuando llegamos a casa nos pusimos la ropa de faena y nos encaminamos al corral. Fue momento de gran júbilo. El carnero estaba preparado y en unos segundos Jalil procedió con certeza a su sacrificio. Los hombres despiezamos al animal y acto seguido las mujeres se dispusieron a cubrir con arena la sangre y a cocinar la carne con un resultado exquisito.
Después de la comida se sucedían las entradas y salidas de la casa de familiares y amigos solicitándose el correspondiente perdón entre unos y otros.
El día transcurrió en un ambiente festivo y como no podía ser de otra forma yo también se sume a solicitar el perdón de mis venerables, familiares y vecinos que me recibían con gran afecto.

2 comentarios:

Rosa dijo...

Hay muchas maneras de orar.Todas estas fotos que nos muestras, invitan a ello.
Un abrazo.
Antónia creo que tiene la dirección de correo de Xela.

Anónimo dijo...

Maravillosa descripción.
Lo del perdon es precioso.
Un abrazo bilbo

Rex