Las citas con mis venerables son ineludibles. El té en su
compañía me suponen emociones extras y el desasosiego de a quién no me encontraré
al levantar la loneta de la jaima.
En este viaje hecho de menos a Jam, dicen que anda por España para curarse de no
saben que dolencia. Hoy me resuenan sus
palabras y desde aquí mi homenaje a este sencillo y prudente combatiente saharaui
- “Ya nada es lo mismo
bilbo, los mayores vamos muriendo y los que quedamos debemos mantener viva la
llama de la esperanza. Nuestros mártires piden a gritos que no cejemos en el empeño,
que la tierra es nuestra -Aid wahda ma etsafag- (una mano
no aplaude), que ahora más que nunca debemos estar unidos para pedir al
mundo que el Sahara Occidental es de los saharauis”.”
Jam Banan , odia la guerra, curtido en mil batallas alecciona a sus hijos en la esperanza del regreso por la vía pacífica aunque también les hace
concientes de que ni las minas del muro ni quien las protegen, serán
impedimento para cruzar a la tierra que les fue arrebatada.
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