"BUENA GENTE"

Me sabe distinto el té en casa de nuestra vecina Omu. Sus chiquillos hacen las delicias en mis visitas, alegres, educados y a la par tan traviesos como cualquier otros. Homad, le apasiona el fútbol. Sidi y Nayum hacen que cogen algo del suelo y con la mano cerrada corren hacia mi para asustarme “bilbo un corracho, una hamfusa”. Moina dibuja y colorea incansable. El pequeño Bujari no se despega de la melfa de su madre.
La diferencia del color de nuestra piel es el inicio de las risas y de los chistes de Omu. Siempre está alegre, a cualquier hora del día. No importa el momento en que la visites, siempre con una sonrisa en los labios. Hablamos mucho de los niños y de su marido. Se le enciende la mirada cada vez que habla de Ahmed. Hace dos años que pude conocerle con motivo de la visita de su familia española y a la par mis amigos. Ahmed “es auténtico”, como decimos aquí. Ahmed siempre está atento, muy servicial y excesivamente agradecido.
Habla muy poco español, pero le encanta hablarme en francés porque a duras penas puedo entenderle y así podemos intercambiar opiniones. Cuando está en casa y tomamos el té, sus hijos se colocan junto a él y le observan, reímos por su esfuerzo en hablar español, cuando se bloquea, se golpea las rodillas y siempre la misma exclamación “Sidi buena gente, “bilbo buena gente, Agustín buena gente”. Omu, para hacerme rabiar grita entre carcajadas “no, no, bilbo no buena gente, yo negra, bilbo como leche, no buena gente”.
Omu, Ahmed y sus pequeños son parte de mi familia. Si durante el día no paso por su casa, al anochecer me buscan los niños “bilbo Omu y Ahmed te llaman”. No pasa día que no estemos un buen rato conversando acompañados de un buen té con hierbabuena. En su casa me siento feliz porque ellos si que son “buena gente”. Deseo que llegue diciembre para conocer a la pequeña de la casa que nació este verano. Sin lugar a dudas Omu la llamará Rocio.