Corría el mes de diciembre de 2000, habíamos salido fuera del campamento a pasar el día. Unas pequeñas dunas que enamoraban la vista y el alma fue donde mis anfitriones decidieron que pasáramos las horas de la comida.
Como me negaba una y otra vez a que sacrificaran una cabra, pues no estaba de buen humor que digamos, porque cada vez que me sacaban del campamento para ir al campo teníamos las misma discusión “cabra sí…..cabra no”. Selem y Naja -hermanos de homad- me prometieron que no habría cabra y que comeríamos una sorpresa.
El paisaje me cautivaba lo mirara desde donde lo mirara y a fuerza de ser sincero tengo que reconocer que no disfrutaba de él lo suficiente porque me tenía intrigado “la sorpresa”.
Jugaba con los críos en una duna cuando me gritaban para que fuera a tomar el té.
Todos me miraban y se reían , Decala decía unas palabras en hassania, me enseñaba un cuchillo y los demás reían. No tenía duda de que me estaban tomando el pelo.
Selem me empezó a explicar “la sorpresa”: haríamos pan en la arena. Lo del pan en la arena me sonaba a broma, pero yo estaba dispuesto a seguir el juego hasta el final. Hicimos fuego, amasamos harina sin levadura , hicimos dos panes con la masa resultante, uno Naja y otro más pequeño yo. Quitamos las ascuas y sobre la arena donde antes estaba el fuego depositamos los panes .Después los enterramos con la arena y pusimos las ascuas de nuevo.
Seguimos tomando el té y no quitaba ojo del lugar donde habíamos enterrado los panes. Pudo pasar una hora, o dos, no sé, pero cuando dijeron de sacarlos empecé a reírme, como tengamos que comer hoy con ese pan , estamos listos, pensaba.
“bilbo ven que vamos a sacar el pan”. Unos minutos después los tenia ante mis ojos, tostados y aunque llenos de arena, con una pinta estupenda.
Una vez que con paciencia y dando golpecitos limpiamos el pan , lo acompañamos con unos pinchitos de camello. Después me comentaron que los pastores aún lo siguen haciendo igual con la diferencia que lo toman con guiso de cabra. Otra clase magistral de la vida saharaui en el desierto, in situ
Quedé encantado y me arrepentí de haber sido malpensado. Desde aquel viaje tratamos de salir un día para hacer mreifisa, pan cocido en la arena y guisado de cabra.
Como me negaba una y otra vez a que sacrificaran una cabra, pues no estaba de buen humor que digamos, porque cada vez que me sacaban del campamento para ir al campo teníamos las misma discusión “cabra sí…..cabra no”. Selem y Naja -hermanos de homad- me prometieron que no habría cabra y que comeríamos una sorpresa.
El paisaje me cautivaba lo mirara desde donde lo mirara y a fuerza de ser sincero tengo que reconocer que no disfrutaba de él lo suficiente porque me tenía intrigado “la sorpresa”.
Jugaba con los críos en una duna cuando me gritaban para que fuera a tomar el té.
Todos me miraban y se reían , Decala decía unas palabras en hassania, me enseñaba un cuchillo y los demás reían. No tenía duda de que me estaban tomando el pelo.
Selem me empezó a explicar “la sorpresa”: haríamos pan en la arena. Lo del pan en la arena me sonaba a broma, pero yo estaba dispuesto a seguir el juego hasta el final. Hicimos fuego, amasamos harina sin levadura , hicimos dos panes con la masa resultante, uno Naja y otro más pequeño yo. Quitamos las ascuas y sobre la arena donde antes estaba el fuego depositamos los panes .Después los enterramos con la arena y pusimos las ascuas de nuevo.
Seguimos tomando el té y no quitaba ojo del lugar donde habíamos enterrado los panes. Pudo pasar una hora, o dos, no sé, pero cuando dijeron de sacarlos empecé a reírme, como tengamos que comer hoy con ese pan , estamos listos, pensaba.
“bilbo ven que vamos a sacar el pan”. Unos minutos después los tenia ante mis ojos, tostados y aunque llenos de arena, con una pinta estupenda.
Una vez que con paciencia y dando golpecitos limpiamos el pan , lo acompañamos con unos pinchitos de camello. Después me comentaron que los pastores aún lo siguen haciendo igual con la diferencia que lo toman con guiso de cabra. Otra clase magistral de la vida saharaui en el desierto, in situ
Quedé encantado y me arrepentí de haber sido malpensado. Desde aquel viaje tratamos de salir un día para hacer mreifisa, pan cocido en la arena y guisado de cabra.
2 comentarios:
amigo bilbo: Sidahmed nos ha contado varias batallitas de este verano, sobre lo bueno que está el mreifisa, cuando se sale "de campo" o a el bedia. Estoy convenciendolo a ver si nos ponemos a escribir algo sobre su viaje, a ver si le leo tu post y le entran ganas.
Un abrazo
Un saludo querida familia.
Sería estupendo que nos relatara algo sobre su viaje que no dudo habrá sido apasionante.
Anímate Sidahmed y recibe un afectuoso abrazo.
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